Mientras los seguidores de McCain vitoreaban su “Mac is back”, los de Obama se inventaron un lema un poco más agresivo: “hermanos antes que zorras” (aludiendo a su compañera de partido, Hillary Clinton). Después de cinco meses parece que este alegato afroamericano ha conseguido algo inesperado: Obama se ha convertido, al fin, en el candidato demócrata para la Casa Blanca.Antes de proseguir y felicitar, hay que analizar un par de tópicos sobre Barak que son falsos: resulta que el político no es ni norteamericano ni negro. Pero déjenme matizar. El joven y vivaz senador de Illinois nació en uno de los sitios más olvidados de Estados Unidos: Honolulu, Hawai. Esta isla no fue parte de Estados Unidos hasta 1959, exactamente dos años antes de que Barak naciera. Además, no olvidemos que el candidato demócrata creció en Indonesia, de donde cogió la nacionalidad de su padrastro hindú. Más adelante cambió de opinión y dijo “Kenya es mi casa”, justo antes de pedir la triple nacionalidad como ciudadano keniata en 1963.
El segundo tópico a discutir es que Obama es negro. Las evidencias muestran una piel oscura y tenue, pero no se dejen engañar. Para entenderlo debemos retroceder un poco en el tiempo: el senador tuvo una madre blanca y un padre negro. El resultado, como cualquier genetista podría defender, fue un niño mulato. No obstante, desde su campaña se ha vendido la imagen de un afroamericano proamericano, cuando en realidad es un mulato que ha sido norteamericano por accidente, indonesio por juventud y keniano por elección. Y todo lo demás es marketing.
Al fin y al cabo, la controversia racial vende más. Y esta vez los hermanos han recibido más votos que las zorras. Sea como fuere, el brother Barack deberá demostrar que está a la altura de la expectación e incluso algo más difícil: que después de la batalla interna de su partido es capaz de superar la división republicana. Espectadores y espectadoras, la suerte está echada.
El segundo tópico a discutir es que Obama es negro. Las evidencias muestran una piel oscura y tenue, pero no se dejen engañar. Para entenderlo debemos retroceder un poco en el tiempo: el senador tuvo una madre blanca y un padre negro. El resultado, como cualquier genetista podría defender, fue un niño mulato. No obstante, desde su campaña se ha vendido la imagen de un afroamericano proamericano, cuando en realidad es un mulato que ha sido norteamericano por accidente, indonesio por juventud y keniano por elección. Y todo lo demás es marketing.
Al fin y al cabo, la controversia racial vende más. Y esta vez los hermanos han recibido más votos que las zorras. Sea como fuere, el brother Barack deberá demostrar que está a la altura de la expectación e incluso algo más difícil: que después de la batalla interna de su partido es capaz de superar la división republicana. Espectadores y espectadoras, la suerte está echada.
Anna Torrents
