dimarts, 3 de juny del 2008

Eureka, europeos todos


Vaya con la genial idea que tuvieron nuestros antecesores políticos! Eureka! Con el euro, todos europeos. Y es que el dinerito del futuro se nos presentó cómo el invento económico de nuestro tiempo. Nos vendieron la moneda única cómo la panacea de todos los males que aquejaban a nuestra, hipotéticamente, maltrecha sociedad. El Grial de las finanzas.
Los grandes líderes del momento, cuan cruzados, se obcecaron en hacernos tragar el euro por la fuerza, de la misma manera que una sufrida madre obliga a su revoltoso hijo a zamparse la verdura que tanto detesta. Y nosotros, pobres ingenuos, le abrimos nuestros brazos y nuestro corazón cuál hijo pródigo que vuelve a casa tras años de ostracismo. A veces me pregunto por que no se pusieron tan en serio con el esperanto, esa (a día de hoy) lengua muerta.


Hoy lo entiendo. Gracias a la nueva moneda algunos pueden ponerse medallitas. Me quedó claro al escuchar a Joaquín Almunia que aún piensa que la mayor parte de españoles seguimos siendo tontos. Resulta que el euro es un éxito, así lo ha manifestado estos días en unas jugosas declaraciones. Al escuchar estas palabras no puedo más que desternillarme de risa (por no llorar, claro). ¿De verdad lo cree? Bueno, puedo llegar a comprender que mi "idolatrado" Quimet viva dentro de la burbuja que envuelve a los que tienen los bolsillos repletos. Para éstos todo va bien.


Pero como integrante del resto, bah! esa mayoría, lo pongo en duda. Y es que, a los de siempre, nos volvieron a colar un gol. Resulta que gracias al euro el viejo continente puede presumir de estar por delante de sus émulos de allende los mares. Pero la auto alabanza desaparece al mirar la situación de los ciudadanos, en concreto de los españolitos.


Si, los que ponemos cara de bobos cada vez que vamos al mercado. Los que quedamos perplejos al recordar con nostalgia lo mucho que se hacía con la pela y ver que el euro no da ni para pipas. De pisos ya ni hablemos! En fin, la época del destape es cosa del pasado y la mayoría ya hemos bajado del guindo. Si Almunia y los suyos, desde su atalaya envuelta en oro, se empecinan en ver el euro como un éxito, perfecto. Pero la realidad es otra. Para la mayoría su triunfo es un espejismo, un grave problema que hace difícil llegar a fin de mes.