dimarts, 20 de maig del 2008

El conflicto del puchero


Cómo en el PP, entre los principales representantes de la alta cocina el conflicto está a la orden del día. Las declaraciones que Santi Santamaría, chef y propietario del restaurante Can Fabes (tres estrellas Michelín), ha manifestado durante la última semana han provocado las reacciones de nuestras estrellas gastronómicas.
Santamaría ha denunciado públicamente la nueva cocina de diseño representada principalmente por Ferran Adrià, Sergi Arola, o Arzak. En particular su crítica va dirigida contra el principal baluarte culinario de España a nivel internacional. Santi ha arremetido duramente contra Adrià, dueño de El Bulli (tres estrellas Michelín), catalogando su obra de creación como ejemplo de gastronomía "molecular y tecnoemocional". Ayer confirmó su divorcio con la concepción y la tendencia creada por el de Girona defendiendo la necesidad de potenciar la cocina tradicional.
"Ofrecen platos a los clientes que no se comerían ni ellos" dijo Santamaría. El chef alega estar en contra del uso de productos químicos ,como la multicelulosa, porque "son muy perjudiciales" y acusó a Adrià de emplearlos en sus creaciones y en su carta. "El cliente debe conocer los componentes de lo que se come" sentenció Santi. Hoy muchos representantes de la nouvelle cuisine (800 cocineros con Adrià a la cabeza) han manifestado su indignación por las declaraciones de un compañero "movido por la envidia y que sólo busca publicidad para vender su nuevo libro". El enfrentamiento ha generado controversias en diversos blogs y foros.
Que la cocina española esté de moda es beneficioso para nuestro país, pero es necesario que esa gastronomía propia siga manteniendo su toque tradicional. Es innegable que muchos representantes del arte culinario se han apuntado a una moda que les está aportando grandes beneficios. Pero esto no quiere decir que lo que hagan sea correcto. Aunque le pese al señor Adrià, las emulsiones e ingredientes químicos que emplea en la elaboración de sus platos, que cobra a precio de oro, son tremendamente perjudiciales para la salud. El fin no justifica los medios y la fama del buen comer en España lo representan platos tan tradicionales como el puchero, la dieta mediterránea o el buen vino. Santamaría hace bien en denunciar los malos usos y prevenir a la sociedad de las prácticas de algunos de sus consagrados compañeros de profesión. Así sabrán lo que comen si algún día pueden permitirse el lujo de degustar la cocina de creación.