dimarts, 13 de maig del 2008

Fascismo a dos bandas


Hugo Chávez acusó ayer a Angela Merkel de formar parte de la misma derecha que apoyó a Hitler. Esa fue la respuesta del presidente al llamamiento que hizo la canciller hacia los líderes latinoamericanos para distanciarse del régimen que gobierna Venezuela. Chávez respondió con agresividad verbal, como empieza a ser de costumbre, a unos ideales que difieren de los suyos. Mientras Alemania intenta lamer las heridas que dejó el holocausto de manera ejemplar, a diferencia de otros países, Hugo Chávez frivoliza con un tema tan serio como doloroso. Un ejemplo del respeto alemán a la memoria es el despido de la popular presentadora, Eva Herman, por hablar en un plató de las “bondades” del nazismo, hace seis meses.

Un ejemplo de las reacciones de Chávez hacia la crítica, es el cese de la licencia para emitir que Chávez impuso a Radio Caracas Televisión. La segunda televisión más vista en Venezuela, de titularidad privada y de ideas opositoras al gobierno, vio como el presidente cesaba sus derechos a emitir. Esta licencia acababa en el año 2.022. Según Chávez, por estar "al servicio del golpismo, contra el pueblo, contra la nación, contra la independencia nacional y contra la dignidad de la República". La única manera de suspender la concesión a un medio en Venezuela es mediante la apertura de un juicio en el que el estado demuestre que el medio de comunicación ha violado alguna ley según la Ley Orgánica de Telecomunicaciones en Venezuela. Esta violación de la libertad de expresión dejó a Chávez vía libre para empapar a los venezolanos con su programa dominical, de hasta 10 horas, de monólogo auto propagandístico, ahora sumados al espacio de igual estilo pero en la radio, y diario.

Esta actitud de censura y monopolio tiene una analogía con la que tuvo Hitler en su dia con todos los medios de comunicación existentes en Alemania. Se debe ser prudente a la hora de lanzar insultos según de que calibre y, sobretodo, no usar como tal una actitud que uno mismo tiene, porque entonces se puede caer en la mofa ajena. Tampoco es prudente ni se gana en credibilidad al usarse reiteradamente el mal carácter y las agresiones verbales con tal de ser escuchado. Hay límites de los que es mejor alejarse, y es bueno dar ejemplo de las actitudes que se reclaman para uno mismo.