diumenge, 18 de maig del 2008

Hombre blanco independentista busca



El todavía líder de Esquerra Republicana de Catalunya, Josep Lluís Carod Rovira, busca apoyo internacional para su proyecto independentista. El elegido es Portugal. Porque según comenta Carod en una entrevista publicada por una agencia lusa, las similitudes entre ambos países son evidentes. Incluso se permite el lujo de fantasear con la historia. Así imagina cómo estarían las cosas si en el siglo XVII hubiera logrado la independencia Catalunya en lugar de Portugal.

Sabe Carod que la ansiada independencia no pasa por un rompimiento violento al estilo balcánico. Ni Catalunya es Kosovo ni aquí se va a montar ninguna guerra en el 2014. Por eso sabe también que sus aspiraciones pasan por un reconocimiento internacional que pusiera a España contra las cuerdas. Así no quedaría más remedio que la aceptación y el reconocimiento. El tercer paso de todo proceso independentista, según Carod. Los dos anteriores son ridiculización y hostilidad. Catalunya se encuentra entre estos dos, dice.

Sorprende leer algunas curiosidades que el líder de ERC comenta en la entrevista. Tiene una foto de un alcalde lisboeta en su despacho. Tiene configurados los menús del móvil en portugués y domina a la perfección la lengua lusa. Tanta cercanía de Carod con Portugal es casi abrumadora. Quizá su dominio del portugués sea como el de Aznar con el catalán en la intimidad. Quizá lo del menú del móvil suene más a rabieta antiespañola que a identificación con la lengua de Saramago. O quizá simplemente haya iniciado la búsqueda de apoyo en Portugal precisamente por esas afinidades.

Hasta aquí todo parece normal. El problema es que cuando Carod se ilumina parece creerse el portador de la verdad absoluta. Por eso los consejos que les da a los portugueses suenan a soberbia. Tengo que ayudar a los portugueses, debió pensar Carod cuando aconsejó a Portugal que deje de verse como el hermano pequeño de España. Carod sabe que les irá mucho mejor a los portugueses si Catalunya se independiza y la península Íbérica diversifica sus centros de poder.