dissabte, 24 de maig del 2008

Quién dijo Chiki chiki



España ha quedado en el puesto número 16 de los aspirantes a ganar Eurovisión. Y lo ha hecho con un personaje que podría haber despertado las simpatías de todos los que miraban el concurso. Pero no ha sido así. El sentido del humor español no es exportable, al menos en un certamen que todavía mucha gente se toma en serio. Porque, curiosamente, hay personas que siguen mirando esta rancia puesta en escena (pese a los espectaculares efectos especiales del escenario seguimos estando ante el mismo perro) como una catapulta al estrellato. Que lo fue en sus orígenes, y eso no se puede discutir, aunque nunca se trataba solamente de música. Siempre había una demostración de amiguismo encubierta que se concretaba en puntos para el país vecino con el que uno u otro se llevaba mejor o quería hacer la relación entre ambos más fluida. Pero ahora las cosas se mueven de otra manera, y los artistas (por suerte) han encontrado las vías para comunicarse con su público sin necesidad de pasar por una lamentable exhibición pseudomusical. Ahora pueden colgar sus creaciones en Internet y que cualquiera acceda a ellas sin intermediarios que distorsionen de manera alguna su producto. Porque no olvidemos que todos ellos ofrecen productos y el resto de los mortales decidimos consumirlos o no.

Los españoles que votaron a Rodolfo Chikilicuatre para mandarlo a Eurovisión habían decidido tomarse este espectáculo como lo que es: un mero entretenimiento. Y quisieron darle un tono diferente. Y han hecho bien. Es evidente que un actor catalán haciendo de cantante argentino no iba a ganar el concurso en términos musicales. De calidad musical no llevaba nada. Sin embargo, la audiencia que decidió que representara a España ha dado un paso más en cuanto al sentido del ridículo. O a su ausencia de él, mejor dicho. Con sus votos demostraron lo lejos que están los españoles de una farsa musical como lo es Eurovisión y presentaron al mayor de los frikis creados en laboratorio como nuestra mejor apuesta. ¿Quién dijo miedo?


Patricia Horrillo